AMBIENTALISTA
CONSIGUE MEDICAR ANIMAL
SÓLO TRAS DECLAMAR POEMAS
Luis
Ernesto Magalhães
·
Capibara
fanática de los poemas, con cría.
(Traducción
del original «Uma
capibara, que só baixa a guarda ao ouvir versos de Fernando Pessoa e
Drummond. Ambientalista só consegue medicar animal após declamar poemas»)
RIO
– Las aventuras de una capibara hembra que vive en la Laguna
Rodrigo de Feitas darían para una novela o una película
melodramática. En poco más de un año, enfrentó
situaciones inusitadas, como dos intentos de homicidio, y sobrevivió.
El jueves añadió una historia más en su
currículum: en una operación que duró un día
completo, fue capturada y medicada sólo hasta el final de la
tarde, después de que el ambientalista Paulo Maia la calmó.
El secreto, explicó, fue declamar para el animal versos de
poemas de Fernando Pessoa (“El libro del desasosiego”) y Carlos
Drummond de Andrade (“Y ahora José”).
–Acostumbro
conversar con todos los animales. Ellos ya me conocen y les gusta que
hable con ellos. Mientras leía los poemas [la capibara] me
miraba con aquellos ojos enormes. Al poco tiempo fue quedándose
adormilada y dócil, lo que permitió capturarla con la
ayuda de los bomberos –dice Paulo Maia, presidente de la ONG Aves &
Cía.
La
capibara precisó de atención especializada, pues
recientemente fue acuchillada en la costa. Antes, ya había
sido herida por desconocidos.
–Después
de la puñalada, primeramente intentamos medicarla con
antibiótico administrado por dardo. Como no surtió
efecto, decidimos capturarla. En la mañana del viernes, ella
se encontraba bien. Estaba alimentando incluso a sus tres crías
–agregó Paulo Maia.
Las
aventuras de la capibara están adquiriendo fama. Hace más
de un año, fue encontrada en el garage de la casa del actor
Osmar Prado. Asustada, hizo difícil que los bomberos la
capturaran. Trasladada a la Laguna, acabó “secuestrada”
por traficantes de la Rocinha que planeaban devorarla. Finalmente,
fue rescatada del cautiverio por Paulo Maia. Logró “escapar
de la olla” porque los capibaras de la Laguna tienen un microchip
que permite localizarlos vía GPS.
En
total, nueve capibaras viven en la Laguna, siendo seis adultas y tres
crías. El número de adultos era mayor: eran ocho. Según
Paulo Maia, dos murieron, uno por causas naturales y otro herido en
una lucha por el liderazgo del grupo [de capibaras]. Paulo Maia
resaltó que, a menos de que ocurra una nueva disputa, la
capibara desafortunada está libre de sufrir un nuevo revés.
–Este
tipo de luchas sólo ocurren entre los machos –aclara.
28
de Noviembre de 2014
[Traducción:
Alfredo Salvador C. García.
29
de Noviembre de 2014. Ciudad de México]
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