«No
hay normas. Todos los hombres son
excepciones
a una regla que no existe.»
Fernando
Pessoa.
En
breve y sin demora, se presenta una lista que pretende exponer
ciertos pasos recomendables para escribir un poema:
1.
Piense en algo. Una alegría, una
tristeza, un dolor, una angustia, una imagen, un evento pasado, o una
gracia. Cualquier idea lo suficientemente importante para usted será
el cimiento de todo el trabajo posterior.
Por
ejemplo, será útil la idea «¿Cómo
escribir un poema?» para elaborar la muestra inicial.
El
resto será sólo escritura. Y se escribe para no perder
la idea, para conservar cierta memoria de ella, aunque las mismas
reglas pueden aplicarse a la poesía oral, improvisada; son
igualmente válidas.
2.
Elija un ritmo (la métrica).
Eso depende del número de sílabas en cada verso. Se
recomienda que para ideas pequeñas –el carácter
“pequeño” o “grande” sólo puede determinarlo
quien escribe el poema– se escojan pocas sílabas, 7 ú
8, quizá menos, y para ideas grandes se escojan más
sílabas, 11, 12 e incluso 14.
Para
la muestra se aprovechará la pregunta «¿Cómo
escribir un poema?» que tiene 8 sílabas:
¿Có-moes-cri-bir-un-po-e-ma?
Nótese
que se cuentan las sílabas tal y como serán recitadas,
independientemente de las reglas de división convencionales.
3.
Escriba la primera frase. Ésta puede contener toda la
idea en sí misma para ser explicada posteriormente con el
resto del poema, o bien, la primera frase puede ser una de tantas.
Eso depende de quien escribe el poema.
Para
la muestra ya se ha escrito la primera frase: ¿Cómo
escribir un poema?
4.
Escriba la segunda frase, respetando el ritmo que ha elegido.
Cada frase lleva orden. Esto es, cada frase es consecuencia de la
anterior, para que el poema sea una expresión global
coherente, cuyo sentido sea apreciable al leerse por completo.
Asimismo, se respeta el ritmo para conservar la línea estética
trazada al comienzo, en el paso 2.
Entonces,
al escribir la segunda frase se requiere del suficiente ingenio para
avanzar con las ideas a la vez que se intenta musicalizar cada una de
ellas con el ritmo. En ocasiones la segunda frase es magnífica
en lo que pretende decir, pero el número de sílabas no
es el idóneo. En ocasiones ocurre lo opuesto. En todo caso se
debe de hacer un esfuerzo de la mente para recordar todas las
palabras que podrían ajustar al número de sílabas
deseado, sin que se pierda coherencia. Con frecuencia se acude al
diccionario ya sea para encontrar alguna palabra que sea útil,
o para corroborar que el significado de las palabras empleadas es
realmente el adecuado.
Para
la muestra, la segunda frase será «¿Cómo
explicar tal misterio?» Obsérvese que respeta el
ritmo y, sobre todo, tiene coherencia con la idea anterior.
5.
Decida cuántas frases (versos) conformarán cada
párrafo (estrofa). En adelante, a las frases se les
llamará versos y a los párrafos, estrofas.
Es importante establecer el tamaño de cada estrofa en virtud
del tamaño de la idea, así como en el paso 2. De
la misma forma, eso es decisión de quien escribe el poema.
Para
la muestra, serán 5 versos por estrofa.
6.
Decida la estructura de las rimas. Cada verso termina con
cierto tipo de sílabas. De la muestra, el primer verso termina
con las sílabas «-e-ma». El segundo verso termina
con las sílabas «-e-rio». Para escribir el tercer
verso se tendrá que decidir si éste terminará
con las sílabas del primer verso o las del segundo, o bien, si
éste no terminará con ninguno de los tipos de sílabas
anteriores. Eso depende de quien escribe el poema.
Para
la muestra, el tercer verso no terminará con ninguno de los
tipos de sílabas anteriores: «Siendo
beldad tan enorme,»,
donde se termina con las sílabas «-nor-me». Cada
verso ha de respetar el ritmo señalado en el paso 2.
Posteriormente,
el cuarto verso se propone siguiendo la terminación del
segundo verso, es decir, se debe terminar con las sílabas
«-e-rio» de preferencia, o bien, con algo semejante como
«-er-to», o «-gre-so», o «-ten-so»,
etc. En este caso, el cuarto verso queda como sigue: «siendo
valor tan inmenso,»
Finalmente,
el quinto verso se propone siguiendo la terminación del primer
verso, es decir, «-e-ma» o semejantes: «¿puede
que nadie lo entienda?» Con ello, el primer verso rima con
el último, el segundo con el cuarto, y el tercero con ninguno.
7.
Verifique la sonoridad de la estrofa escrita. Es necesario
leer en voz alta la estrofa completa para notar
algún desperfecto al oído:
¿Cómo
escribir un poema?
¿Cómo
explicar tal misterio?
Siendo
beldad tan enorme,
siendo
valor tan inmenso,
¿puede
que nadie lo entienda?
En
este caso, al ser leído en voz alta, no con excesiva rapidez
ni extraordinaria lentitud, con firmeza en cada palabra solamente y
haciendo breves pausas entre verso y verso, no se observa alguna
imperfección que suene extraña. Por decir, si el cuarto
verso fuese «como un gran valor inmenso», a pesar
de haber seguido el ritmo y la rima determinados, suena mal respecto
a toda la estrofa, e incluso resulta difícil leerlo.
Consiguientemente se cambiaría alguna parte del verso, o bien,
todo el verso en sí.
8.
Escriba una nueva estrofa. Si la idea que se intenta
representar aún no está terminada tras haber escrito la
primera estrofa, es necesario continuar con la segunda, siguiendo los
pasos anteriores, exceptuando el paso 2, porque el ritmo no
varía a lo largo del poema.
Es
así que el poema completo se propone como sigue:
¿Cómo
escribir un poema?
¿Cómo
explicar tal misterio?
Siendo
beldad tan enorme,
siendo
valor tan inmenso,
¿puede
que nadie lo entienda?
Pienso
que no hay imposibles
y,
por lo tanto, prefiero
ser
quien exponga una lista
de
una propuesta que infiero
con
cada paso accesible.
Es
importante leer el poema completo en voz alta, por los mismos motivos
que se lee cada estrofa una vez terminada.
La
lista de pasos ha sido diseñada con tal de obtener un poema
“estándar”, es decir, tal y como se conciben los poemas en
estricto sentido. Sin embargo, un poema no se define por tales o
cuales pasos. En definitiva, cada paso referido puede modificarse
hasta extremos jamás pensados en la antigüedad, y
posiblemente existan otras formas de llevar a la poesía a
límites insospechados.
Por
ejemplo, una corriente literaria significativa en la poesía
fue el Modernismo. En ella se pretendió prescindir de
todas las reglas existentes en la poesía y se obtuvieron
resultados de valor incalculable al día de hoy. Así,
José Asunción Silva con su «Nocturno»
habría de ignorar por completo el paso 2, haciendo que
sus versos únicamente tuviesen rima.
No
obstante, en los Siglos de Oro de la literatura española se
estableció al soneto como estructura poética
ideal. Un ejemplo notable es el siguiente:
¿En-per-se-guir-me,-Mun-do,-quéin-te-re-sas?
¿En
qué te ofendo cuando sólo intento
poner
bellezas en mi entendimiento,
y
no mi entendimiento en las bellezas?
Yo
no estimo tesoros ni riquezas,
y
así, siempre me causa más contento
poner
riquezas en mi pensamiento,
que
no mi pensamiento en las riquezas.
Y
no estimo hermosura que, vencida,
es
despojo civil de las edades,
ni
riqueza me agrada fementida
teniendo
por mejor en mis verdades
consumir
vanidades de la vida,
que
consumir la vida en vanidades.
Los
sonetos se componen por:
–Versos,
todos, de 11 sílabas (endecasílabos).
–2
estrofas iniciales de 4 versos cada una, donde el primer verso rima
con el último y el segundo rima con el tercero.
–2
estrofas finales de 3 versos cada una, donde la rima puede ser
intercalada (primer y tercer versos de la tercera estrofa riman con
el primer y tercer versos de la última; el segundo verso de la
tercera estrofa con el segundo de la última), o consecutiva
(primero y segundo de la tercera estrofa con el primero y segundo de
la última estrofa; tercer verso de la tercera estrofa con el
tercer verso de la última estrofa).
El
poema «¿En perseguirme, Mundo, qué interesas?»
de Sor Juana Inés de la Cruz, tiene una rima intercalada por completo (primer y tercer versos de la tercera estrofa con el segundo de la última; segundo de la tercera estrofa con el primer y tercer versos de la última).
Esta
aparente imposición de estructura es en realidad una forma de
facilitar el trabajo del poeta (quien
escribe el poema): los pasos 2, 5 y 6
quedan definidos, es decir, al poeta sólo le queda decidir,
sin preocupaciones adicionales, lo más importante: las
ideas (paso 1, principalmente, y otros donde se
escriban versos).
Sin
embargo, los poetas modernistas vieron en el soneto una imposición
tal que se aventuraron a decidir nuevamente, a elegir lo que se puede
elegir en la poesía, todo, no solamente las ideas. Algunos
como Rubén Darío escribieron sonetos de 14 sílabas
por verso:
Caupolicán
a
Enrique Hernández Miyares
Es-al-go-for-mi-da-ble-que-vio-la-vie-ja-ra-za:
robusto tronco de árbol
al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido,
cuya fornida maza
blandiera el brazo de
Hércules, o el brazo de Sansón.
Por casco sus cabellos,
su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero,
de Arauco en la región,
lancero de los bosques,
Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o
estrangular un león.
Anduvo, anduvo, anduvo.
Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida,
le vio la noche fría,
y siempre el tronco de
árbol a cuestas del titán.
“¡El Toqui, el
Toqui!”, clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo.
La Aurora dijo: “Basta”,
e irguióse la
alta frente del gran Caupolicán.
Asimismo
Rubén Darío intercaló la rima en la primera y
segunda estrofas, algo impensable en los Siglos de Oro.
En
realidad cada paso puede seguirse, como siempre se especificó,
según el deseo del poeta. Las decisiones que se tomen
son libertad plena de quien escribe: en ocasiones se podría
preferir el soneto estricto para desarrollar una idea, otras veces
algo semejante a los modernistas, otras veces algo totalmente
diferente. Incluso hay poetas que prescinden de los pasos referentes
a la musicalidad del poema, es decir, los pasos 2, 4,
5, 6 y 7, y ni siquiera se preocupan un poco de
la sensibilidad auditiva. Existen otros que van matizando su obra, a
veces considerando un paso, a veces otro, como sea que lo deseen.
Algunos, violando los pasos expuestos, hacen poesía en prosa,
como intentando admitir la transición entre cada forma de
redacción.
En
todo caso, el paso 1
es imprescindible. Aun cuando se está traduciendo la
poesía, el traductor debe de considerar el paso 1, si
bien no decide lo que se va a decir, se debe de prestar atención
en aquello que el poeta originalmente concibió en su texto.
Tal es el caso que podría ocurrir con Fernando Pessoa:
Original:
Tudo
que faço ou medito
Fica
sempre na metade.
Querendo,
quero o infinito.
Fazendo,
nada é verdade.
Que
nojo de mim me fica
Ao
olhar para o que faço!
Minha
alma é lúcida e rica,
E
eu sou um mar de sargaço.
Un
mar onde bóiam lentos
Fragmentos
de um mar de além...
Vontades
ou pensamentos?
Não
o sei e sei-o bem.
Traducción:
Todo
lo que hago o medito
queda
siempre a la mitad.
Queriendo,
quiero el infinito.
Haciendo,
nada es verdad.
¡Qué
náusea de mí me queda
al
mirar en sí lo que hago!
Mi
alma es lúcida y rica
y
yo soy un mar de sargazo.
Un
mar donde boyan lentos
fragmentos
de un mar de lejos.
¿Voluntades
o pensamientos?
No
lo sé y sé bien eso.
Se
ha marcado con itálicas en negritas las palabras que no se
encontraban en el original, pero que resultan necesarias para 1)
conservar la musicalidad del original y 2) lo que es más
importante, conservar las ideas del original.
Es
imposible que la poesía no sea susceptible de normas: tan sólo
la primera es suficiente para confirmarlo. Ni siquiera en Altazor,
de Vicente Huidobro, para el canto VII, compuesto de sílabas
sin sentido aparente, azarosas de momento, se prescinde de idea
alguna: es claro que el poeta siempre tiene un motivo para hacer lo
que hace y ésa es la regla más importante en toda la
poesía.
3
de Agosto de 2014
[Esta entrada participa en la XI Edición del Carnaval de Humanidades alojado por @ScientiaJMLN en el blog SCIENTIA]
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