viernes, 26 de septiembre de 2014

¿CÓMO ESCRIBIR UN POEMA?

«No hay normas. Todos los hombres son
excepciones a una regla que no existe.»
Fernando Pessoa.


En breve y sin demora, se presenta una lista que pretende exponer ciertos pasos recomendables para escribir un poema:


1. Piense en algo. Una alegría, una tristeza, un dolor, una angustia, una imagen, un evento pasado, o una gracia. Cualquier idea lo suficientemente importante para usted será el cimiento de todo el trabajo posterior.

Por ejemplo, será útil la idea «¿Cómo escribir un poema?» para elaborar la muestra inicial.

El resto será sólo escritura. Y se escribe para no perder la idea, para conservar cierta memoria de ella, aunque las mismas reglas pueden aplicarse a la poesía oral, improvisada; son igualmente válidas.


2. Elija un ritmo (la métrica). Eso depende del número de sílabas en cada verso. Se recomienda que para ideas pequeñas –el carácter “pequeño” o “grande” sólo puede determinarlo quien escribe el poema– se escojan pocas sílabas, 7 ú 8, quizá menos, y para ideas grandes se escojan más sílabas, 11, 12 e incluso 14.

Para la muestra se aprovechará la pregunta «¿Cómo escribir un poema?» que tiene 8 sílabas:

¿Có-moes-cri-bir-un-po-e-ma?

Nótese que se cuentan las sílabas tal y como serán recitadas, independientemente de las reglas de división convencionales.


3. Escriba la primera frase. Ésta puede contener toda la idea en sí misma para ser explicada posteriormente con el resto del poema, o bien, la primera frase puede ser una de tantas. Eso depende de quien escribe el poema.

Para la muestra ya se ha escrito la primera frase: ¿Cómo escribir un poema?


4. Escriba la segunda frase, respetando el ritmo que ha elegido. Cada frase lleva orden. Esto es, cada frase es consecuencia de la anterior, para que el poema sea una expresión global coherente, cuyo sentido sea apreciable al leerse por completo. Asimismo, se respeta el ritmo para conservar la línea estética trazada al comienzo, en el paso 2.

Entonces, al escribir la segunda frase se requiere del suficiente ingenio para avanzar con las ideas a la vez que se intenta musicalizar cada una de ellas con el ritmo. En ocasiones la segunda frase es magnífica en lo que pretende decir, pero el número de sílabas no es el idóneo. En ocasiones ocurre lo opuesto. En todo caso se debe de hacer un esfuerzo de la mente para recordar todas las palabras que podrían ajustar al número de sílabas deseado, sin que se pierda coherencia. Con frecuencia se acude al diccionario ya sea para encontrar alguna palabra que sea útil, o para corroborar que el significado de las palabras empleadas es realmente el adecuado.

Para la muestra, la segunda frase será «¿Cómo explicar tal misterio?» Obsérvese que respeta el ritmo y, sobre todo, tiene coherencia con la idea anterior.


5. Decida cuántas frases (versos) conformarán cada párrafo (estrofa). En adelante, a las frases se les llamará versos y a los párrafos, estrofas. Es importante establecer el tamaño de cada estrofa en virtud del tamaño de la idea, así como en el paso 2. De la misma forma, eso es decisión de quien escribe el poema.

Para la muestra, serán 5 versos por estrofa.


6. Decida la estructura de las rimas. Cada verso termina con cierto tipo de sílabas. De la muestra, el primer verso termina con las sílabas «-e-ma». El segundo verso termina con las sílabas «-e-rio». Para escribir el tercer verso se tendrá que decidir si éste terminará con las sílabas del primer verso o las del segundo, o bien, si éste no terminará con ninguno de los tipos de sílabas anteriores. Eso depende de quien escribe el poema.

Para la muestra, el tercer verso no terminará con ninguno de los tipos de sílabas anteriores: «Siendo beldad tan enorme,», donde se termina con las sílabas «-nor-me». Cada verso ha de respetar el ritmo señalado en el paso 2.

Posteriormente, el cuarto verso se propone siguiendo la terminación del segundo verso, es decir, se debe terminar con las sílabas «-e-rio» de preferencia, o bien, con algo semejante como «-er-to», o «-gre-so», o «-ten-so», etc. En este caso, el cuarto verso queda como sigue: «siendo valor tan inmenso,»

Finalmente, el quinto verso se propone siguiendo la terminación del primer verso, es decir, «-e-ma» o semejantes: «¿puede que nadie lo entienda?» Con ello, el primer verso rima con el último, el segundo con el cuarto, y el tercero con ninguno.


7. Verifique la sonoridad de la estrofa escrita. Es necesario leer en voz alta la estrofa completa para notar algún desperfecto al oído:

¿Cómo escribir un poema?
¿Cómo explicar tal misterio?
Siendo beldad tan enorme,
siendo valor tan inmenso,
¿puede que nadie lo entienda?

En este caso, al ser leído en voz alta, no con excesiva rapidez ni extraordinaria lentitud, con firmeza en cada palabra solamente y haciendo breves pausas entre verso y verso, no se observa alguna imperfección que suene extraña. Por decir, si el cuarto verso fuese «como un gran valor inmenso», a pesar de haber seguido el ritmo y la rima determinados, suena mal respecto a toda la estrofa, e incluso resulta difícil leerlo. Consiguientemente se cambiaría alguna parte del verso, o bien, todo el verso en sí.


8. Escriba una nueva estrofa. Si la idea que se intenta representar aún no está terminada tras haber escrito la primera estrofa, es necesario continuar con la segunda, siguiendo los pasos anteriores, exceptuando el paso 2, porque el ritmo no varía a lo largo del poema.

Es así que el poema completo se propone como sigue:

¿Cómo escribir un poema?
¿Cómo explicar tal misterio?
Siendo beldad tan enorme,
siendo valor tan inmenso,
¿puede que nadie lo entienda?

Pienso que no hay imposibles
y, por lo tanto, prefiero
ser quien exponga una lista
de una propuesta que infiero
con cada paso accesible.

Es importante leer el poema completo en voz alta, por los mismos motivos que se lee cada estrofa una vez terminada.


La lista de pasos ha sido diseñada con tal de obtener un poema “estándar”, es decir, tal y como se conciben los poemas en estricto sentido. Sin embargo, un poema no se define por tales o cuales pasos. En definitiva, cada paso referido puede modificarse hasta extremos jamás pensados en la antigüedad, y posiblemente existan otras formas de llevar a la poesía a límites insospechados.

Por ejemplo, una corriente literaria significativa en la poesía fue el Modernismo. En ella se pretendió prescindir de todas las reglas existentes en la poesía y se obtuvieron resultados de valor incalculable al día de hoy. Así, José Asunción Silva con su «Nocturno» habría de ignorar por completo el paso 2, haciendo que sus versos únicamente tuviesen rima.

No obstante, en los Siglos de Oro de la literatura española se estableció al soneto como estructura poética ideal. Un ejemplo notable es el siguiente:

¿En-per-se-guir-me,-Mun-do,-quéin-te-re-sas?
¿En qué te ofendo cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento,
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento,
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida

teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida,
que consumir la vida en vanidades.

Los sonetos se componen por:

Versos, todos, de 11 sílabas (endecasílabos).
–2 estrofas iniciales de 4 versos cada una, donde el primer verso rima con el último y el segundo rima con el tercero.
–2 estrofas finales de 3 versos cada una, donde la rima puede ser intercalada (primer y tercer versos de la tercera estrofa riman con el primer y tercer versos de la última; el segundo verso de la tercera estrofa con el segundo de la última), o consecutiva (primero y segundo de la tercera estrofa con el primero y segundo de la última estrofa; tercer verso de la tercera estrofa con el tercer verso de la última estrofa).

El poema «¿En perseguirme, Mundo, qué interesas?» de Sor Juana Inés de la Cruz, tiene una rima intercalada por completo (primer y tercer versos de la tercera estrofa con el segundo de la última; segundo de la tercera estrofa con el primer y tercer versos de la última).

Esta aparente imposición de estructura es en realidad una forma de facilitar el trabajo del poeta (quien escribe el poema): los pasos 2, 5 y 6 quedan definidos, es decir, al poeta sólo le queda decidir, sin preocupaciones adicionales, lo más importante: las ideas (paso 1, principalmente, y otros donde se escriban versos).

Sin embargo, los poetas modernistas vieron en el soneto una imposición tal que se aventuraron a decidir nuevamente, a elegir lo que se puede elegir en la poesía, todo, no solamente las ideas. Algunos como Rubén Darío escribieron sonetos de 14 sílabas por verso:


Caupolicán
a Enrique Hernández Miyares

Es-al-go-for-mi-da-ble-que-vio-la-vie-ja-ra-za:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

“¡El Toqui, el Toqui!”, clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: “Basta”,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.


Asimismo Rubén Darío intercaló la rima en la primera y segunda estrofas, algo impensable en los Siglos de Oro.

En realidad cada paso puede seguirse, como siempre se especificó, según el deseo del poeta. Las decisiones que se tomen son libertad plena de quien escribe: en ocasiones se podría preferir el soneto estricto para desarrollar una idea, otras veces algo semejante a los modernistas, otras veces algo totalmente diferente. Incluso hay poetas que prescinden de los pasos referentes a la musicalidad del poema, es decir, los pasos 2, 4, 5, 6 y 7, y ni siquiera se preocupan un poco de la sensibilidad auditiva. Existen otros que van matizando su obra, a veces considerando un paso, a veces otro, como sea que lo deseen. Algunos, violando los pasos expuestos, hacen poesía en prosa, como intentando admitir la transición entre cada forma de redacción.

En todo caso, el paso 1 es imprescindible. Aun cuando se está traduciendo la poesía, el traductor debe de considerar el paso 1, si bien no decide lo que se va a decir, se debe de prestar atención en aquello que el poeta originalmente concibió en su texto. Tal es el caso que podría ocurrir con Fernando Pessoa:

Original:

Tudo que faço ou medito
Fica sempre na metade.
Querendo, quero o infinito.
Fazendo, nada é verdade.

Que nojo de mim me fica
Ao olhar para o que faço!
Minha alma é lúcida e rica,
E eu sou um mar de sargaço.

Un mar onde bóiam lentos
Fragmentos de um mar de além...
Vontades ou pensamentos?
Não o sei e sei-o bem.

Traducción:

Todo lo que hago o medito
queda siempre a la mitad.
Queriendo, quiero el infinito.
Haciendo, nada es verdad.

¡Qué náusea de mí me queda
al mirar en sí lo que hago!
Mi alma es lúcida y rica
y yo soy un mar de sargazo.

Un mar donde boyan lentos
fragmentos de un mar de lejos.
¿Voluntades o pensamientos?
No lo sé y sé bien eso.

Se ha marcado con itálicas en negritas las palabras que no se encontraban en el original, pero que resultan necesarias para 1) conservar la musicalidad del original y 2) lo que es más importante, conservar las ideas del original.

Es imposible que la poesía no sea susceptible de normas: tan sólo la primera es suficiente para confirmarlo. Ni siquiera en Altazor, de Vicente Huidobro, para el canto VII, compuesto de sílabas sin sentido aparente, azarosas de momento, se prescinde de idea alguna: es claro que el poeta siempre tiene un motivo para hacer lo que hace y ésa es la regla más importante en toda la poesía.

3 de Agosto de 2014
 
[Esta entrada participa en la XI Edición del Carnaval de Humanidades alojado por @ScientiaJMLN en el blog SCIENTIA]
 
 

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